Dos días claves ha habido en esta semana. La cara y la cruz de este ámbito de vida que muchos locos llevamos. Empiezo por la cruz, por manía personal, para acabar con la cara y quedarnos con buen sabor de boca.
Es fácil de entender la cruz de esta semana. Este viernes mi cuerpo dijo basta. Y lo dijo después de haber avisado antes el jueves por la tarde. Han sido 6 duras semanas en las que, quitando las dos primeras en las que tuve 1 día de descanso, todos los días he hecho algo de entrenamiento. Quizás ayuda que esta semana he estado madrugando y acostándome tarde, a la vez que he estado de aquí para allá entre Murcia y Cartagena. No se el motivo exacto, pero me hago una idea bastante clara de lo que haya podido ser, el caso es que el jueves, cuando estaba en la piscina (me tocaban 2800m) mi cuerpo lo notaba rarísimo. Era una mezcla entre cansancio, angustia, decepción y pocas ganas de seguir haciendo nada. Ni si quiera me apetecía tirarme a la cama. De hecho, a consecuencia de esta sensación he pasado tres noches sin descansar. Hambre a todas horas, aun comiendo mucho, ha sido otra de los síntomas. El caso es que el viernes a media mañana, me tocaba salir a correr: 1h con series intermedias. Me tomé mi plátano una hora antes de salir, como suelo acostumbrar, y con las mismas salí. A partir de aquí, decepción. Mi ritmo era patético, por mi cabeza no pasaba nada bueno. Pensé en volver a casa y olvidar lo que pasaba, pero soy demasiado cabezón y el orgullo me puede en algunos momentos. Aunque fuera arrastrándome acabaría el entrenamiento. Y lo terminé, aunque el ritmo calculo que sería de 5,30 min/km y las series me las pasara por donde yo me se. Mi cuerpo no me facilitaba si quiera la opción de transmitir la orden de aumentar el ritmo para hacer series. No era cansancio físico, era una sensación muy rara, a la vez que agobiante.
Pero bueno, con algún que otro quebradero de cabeza, terminé el día y empecé a pensar en el Sábado.
He aquí la cara de la moneda.
Con los ánimos un tanto caídos y unas cuantas dudas sobre si aguantaré y si mi cuerpo responderá al entrenamiento, a las 8.30 am estaba en la base del Roldán para hacer una salida de trail running junto con Alfonso. Parecía que me habían cambiado las piernas, el corazón, la cabeza... en fin, que era otra persona distinta, ajena a cualquier apariencia de la del día anterior. Hicimos una salida muy entretenida con vistas increíbles, por sitios lejanos de la civilización pero a la vez sin dejar de lado las vistas de esta. No hay palabras para describir ese paisaje. Es único.
Esta salida ha servido para despejar dudas, recobrar ánimos y para darme cuenta también de que tengo que contemplar la idea de que el descanso forma parte del entrenamiento.
Y poco más que añadir, esta semana es muy suave, con test en natación de tiempos para ver mejoras y enfocándola también a la carrera del final de la semana. Espero que mañana también ayude la descarga del fisio!
Por cierto, os dejo una foto de la salida de trail running y subo el resto en la sección de "Fotografías" en la parte de "entrenamiento". Miradlas, merece la pena!
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