martes, 5 de marzo de 2013

Media Maratón Cartagena

Más vale tarde que nunca, así que aunque hayan pasado un par de días voy a resumiros un poco cómo fue la media maratón de Cartagena.
Un par de días antes de la prueba, todo eran malas noticias. Leí una noticia en la que decía que el principal obstáculo a superar por los atletas era el tráfico. La verdad que no sabía a ciencia cierta cómo sería la carrera, pero sí que sabía de buena mano que la organización dejaba mucho que desear, al menos en la anterior edición, donde mucha gente haciendo tiempos bastante buenos (a partir de 1h 40 min) se encontraron que no quedaba agua para ellos en la meta.
A partir de aquí, y sumándole más factores en mi contra a nivel personal empezaron a disiparse las ganas de correr el Domingo. 
Concretamente, uno de los principales factores fue también que llevo unas semanas malo del estómago y el sábado por la noche me dio un buen dolor de barriga y me quedé indispuesto. No pude dormir bien y a punto estuve en una de esas veces que abría los ojos en quitar la alarma del móvil para no despertarme temprano e ir a Cartagena. Pero no fue así.
Esperé al último momento y cuando me levanté me puse en modo stand-by. Me aislé por completo, incluso de mí mismo, desayuné, me puse el mono de triatlón, las asics, un chándal encima para no pasar frío antes de la prueba, cogí el coche y puse rumbo directo a Cartagena.
De camino, empezaban a caer gotas, y conforme nos acercábamos a la ciudad se iba convirtiendo en lluvia más definida.
"Genial, está lloviendo" -pensé nada más bajarme del coche.- 
Si fueran pocas las ganas que tenía de correr, ahora eran menos.
Busqué a un amigo con el que había quedado en la salida para que me diera el dorsal y la bolsa del corredor, fui al coche, me puse el dorsal, me quité el chándal y a trotar. Hacía mucho frío para estar parado.
Sin comerlo ni beberlo, faltaban 7 minutos para la salida, así que aproveché el calor humano que suele haber en el arco de salida debido a toda la gente que se amontona, para meterme por el principio y pasar desapercibido.
Tomamos la salida. 1,2,4,9,13.... sigo adelantando gente. Las pulsaciones no me suben. Tomamos la primera curva y... Sorpresa !! mis abuelos han venido a animarme, es el único apoyo en el único momento que tendré hoy, pues he venido solo.
Llega el primer kilómetro y miro el pulsómetro: 3:50. Increíble, ya que con el alboroto que se monta en la salida había perdido segundos y aun así había hecho por debajo de 4 min/km.
Relájate Sergio -me digo a mi mismo, pues esta carrera no es más que otro entrenamiento e iba a servir para ver cómo reaccionaba mi cuerpo después de una semana de carga.-
Seguimos corriendo y los siguientes kilómetros pasan sin pena ni gloria, aislado en mi mundo, sin mirar el cronómetro y pensando en qué haré el resto del día. Y así llegamos al kilómetro 8, donde nos adentramos en el casco histórico. Precioso, si, pero con baldosa lisa que mojada, como es el caso de hoy, resbala cual pista de hielo. Cada esquina un peligro a superar. Pero bajamos un poco el ritmo y se pasa sin ningún incidente. Cabe destacar la pésima actuación de un policía local, que a mi paso y mientras que un voluntario me decía que cuidado con la curva, el se dedicaba a gritarnos que nos deberíamos de caer, solo por haber salido a correr un día como hoy. Menudo ejemplo daba aquí el policía, con su uniforme ajustado en el que le sobresalía una barriga... Para mí, lamentable.
Pero bueno, no deja de ser una anécdota más entre el grupo de 5 personas que íbamos corriendo. 
Por delante, no llevábamos a nadie cerca, pero es que por detrás tampoco. 
De verdad que no se como me las apaño para conseguir un ritmo en el que siempre voy solo, o prácticamente solo.
Cruzamos el arco de salida, señal de que hemos terminado la primera vuelta, y llevamos 42 minutos corriendo. Muy buen ritmo, pero había que aguantarlo otra vuelta más y sabía que en días como hoy, no iba a ser fácil aguantarlo psicológicamente. Y no me equivoqué. Poco a poco iba bajando el ritmo.
Me ayudaba tener la referencia del grupillo de 5 que íbamos pero, mientras que antes era yo quien tiraba del grupo, ahora me veía viendo sus talones. Tocaba sobrevivir.
Y supe sobrevivir hasta el kilómetro 20, donde pinché y les dejé escapar. Se alejaban muy lentamente, pero se alejaban.
Conseguí entrar a meta en solitario en 1 hora 27 minutos y conseguí una 4ª posición en categoría y una 75 posición en la general.
Analizando, no está nada mal, y más viniendo de una semana de carga en la que, sin ir más lejos, el día anterior había hecho 3h de bicicleta con mucho viento. Pero el sabor que se me queda es amargo ya que psicológicamente necesito darme un descanso. Quizás el mantenerme al margen de las carreras durante unas semanas es lo que necesito. No se si serán 1, 2, 3 o 10 semanas, pero ahora mismo es necesario.
Estas semanas toca recuperar bien, seguir entrenando y seguir consiguiendo objetivos a corto plazo, pues ese es el camino para conseguir nuestro objetivo, el objetivo Ironman.
Os dejo una foto que he visto por un periódico en la que aparezco a la izquierda, con el dorsal 489:


1 comentario:

  1. Sergio estas echo un craks!!! Voy a seguir tus cronicas yo m hice un blog. Un abrazo

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