Voy a intentar terminar de contaros el día del Domingo pasado...
Como os comentaba ayer, después de una mala transición en la que el frío me hizo sufrir durante la natación y al salir de esta, ya estaba yo por el box, corriendo con la bici, empujándola desde el sillín para que, una vez pasado el juez de la salida del box, poder subirme y empezar a pedalear.
Siguiendo los consejos de mi entrenador, dejé la bici con el plato pequeño, ya que nada más empezar este sector, apenas a 30 metros de subirte encima, nos esperaba una subida considerable que escalaba hasta lo alto de Arenales del Sol.
Intentando entrar en calor, me subo encima de la bici y me balanceo, de un lado hacia otro, sin forzar mucho las piernas para no dar lugar a tirones, ya que estaba muy frío aun, y en apenas 2 minutos corono el punto más alto del pueblo y a partir de ahora es una bajada prolongada, en la que intento empezar a buscar la posición para ir acoplado.
Las primeras sensaciones son buenas, muy buenas: poco viento (prácticamente nulo), cómodo encima de la bici, cansancio en los brazos de la natación cero... pero pronto empiezan a venir malas noticias.
Nada más pasar por un subterráneo, circulábamos por una carretera, paralela a la pista de aterrizaje del aeropuerto de Alicante, y notaba cómo el viento empezaba a adueñarse del día.
Digamos que el circuito era como una "T" a la que a la parte de arriba, había que darle dos vueltas para después regresar por el mismo camino a boxes. Bien, pues llegados al inicio del cruce (digamos donde se une el palo vertical con el horizontal y empezaba la primera vuelta) empiezo a notar algo en mi barriga. ¿Nervios? No creo.. estaba demasiado tranquilo. Además, era dolor... ¿Gases? SI. Y creo que os podéis hacer una idead e lo incómodo que se puede hacer rodar con molestias en la barriga. No encuentras la posición, no haces más que moverte, no sabía si tomar geles, barritas o nada... En fin, un poco caótico esta primera parte de la bicicleta hasta que, en el primer habituallamiento, en el kilómetro 33 creo recordar me tomo medio plátano y cambio uno de los dos bidones que llevaba con agua por isotónica.
Mis previsiones para la bici eran de tomarme un gel cada 30-35 minutos y en los últimos kilómetros tomarme una barrita, para el sector de running, pero una vez subido en la bici, y con un gel en mi estómago, me decidí por probar a combinar con el plátano en vez de el gel, ya que no me gusta mucho el tema de geles, creo que no son muy buenos para el estómago (opinión personal).
En principio, combinación perfecta. Se me ha pasado la sensación de hambre, me ha alimentado, me estoy hidratando con agua e isotónica y creo que estoy cubriendo bien mis necesidades, por lo que puedo seguir manteniendo esta táctica para la segunda vuelta!! Si algo funciona, no lo toques!
pero al empezar la segunda vuelta noto que voy más despacio que la anterior... Qué me pasa??? me siento fuerte, pedaleo con la misma cadencia, se me ha ido el flato, pero faltaba algo habitual en estos días.. el viento! Soplaba de cara completamente y hacía que largas bajadas como las que había en elcircuito parecieran cuesta arriba.
Y reconozco que aquí está uno de los grandes fallos del día... He estado pensando mucho en ello y se que aquí fue donde se me escapó el tiempo. Yo estaba muy fuerte, pero al ser mi primer triatlón no sabía que porcentajes de fuerzas tenía que guardarme para la carrera a pie, no sabía cuánto podía exprimirme para no sufrir o incluso no poder terminar, por lo que fui muy conservador (creo que demasiado) y fui al ritmo que avanzaba pero que mucha gente me pasaba, sobre los 28 km/h.
También he de decir que había auténticas máquinas sobre ruedas. No eran hombres lo que me adelantaban, eran prolongaciones de la bicicleta. Iban perfectamente acoplados, sin ni si quiera mirar a los lados. Vista al frente y abajo y tan solo se levantaban para mirar si había jueces cerca. Ruedas de perfil cuando no eran lenticulares. Bicicletas de triatlón, no de carretera. Bidones aerodinámicos, cascos aerodinámicos y gemelos descomunales. Recuerdo en una bajada en la que me acoplé bastante bien y pedaleé con rabia cuesta abajo, y mientras miraba el cuentakilómetros y veía que marcaba 53km/h con viento de frente, si levantaba un poco la vista, veía flechas que me pasaban por mi izquierda. Un auténtico disparate.
Aun así mi "yo conservador" seguíamos al mismo ritmo, pedalada tras pedalada con la mente puesta en la carrera, ya que sabía que no estaba haciendo un buen sector.
Cuando estaba terminando la segunda vuelta y aprovechando un hambre descomunal que me entró, aproveché para tomarme una barrita y a los 20 minutos, entrando a Arenales de nuevo, exprimirme un gel en la boca con la correspondiente hidratación.
Por fin entro al pueblo, después de 2h40' y tan solo me queda pasar por las avenidas más principales (todas cuesta arriba) para luego dejar caerse por cuestas muy inclinadas hasta el paseo marítimo, donde está el box. En la última redonda antes de encarar la bajada, por fin recibo ánimos de mi padre, que me estaba esperando, algo preocupado por el tiempo que llevaba ya, con la cámara de fotos para hacerme unas cuantas instantáneas.
La verdad que no me había fijado mucho en el tiempo, y cuando empezó la cuesta abajo que me dejó un respiro, vi las 2h45' y me cabreé bastante conmigo mismo... Estaba demasiado fresco y tan solo me quedaba la media maratón!! Aun así, antes de entrar al box recibo los ánimos de las demás personas que vinieron a verme, me quito las calas, y entro por el box corriendo. Me han dicho que cuando colgué la bici, me quité el casco y me puse mis Asics Nossa tri 8 se me cambió la cara y empecé a sonreír Normal, venía lo que tanto esperaba: correr.
La transición fue bastante rápida aunque mejorable, como todo. Me quité el casco y las gafas de sol y me puse la gorra, me desabroché las calas de la bicicleta y me puse las deportivas, me puse el dorsal por delante, me quité la cinta del pulsómetro (no se por qué narices no me marcaba las pulsaciones y solo me apretaba) y salí a correr.
Ahora si que sí. Era la hora de disfrutar, de meterle ritmo y de recortar el tiempo que había perdido, aunque era demasiado tarde.
El circuito de la carrera era a dos vueltas y tenía tramos muy complicados: una subida de 75 peldaños de escalera, un tramo de subida de rampas con muchísimo desnivel, una bajada pronunciada, un tramo de tierra compacta, un tramo de pasarelas de playa, y por si faltaba algo, un tramo de dunas por la playa.
Lo había hablado anteriormente con el entrenador, y sabía que la primera vuelta era de reconocimiento y la segunda si me veía fuerte, le tiraría más. Así que empecé la primera vuelta y para mi sorpresa, las escaleras estaban en el primer kilómetro. Empiezo a subir con ritmo, trotando, pero veo que es una chorrada intentar subir corriendo ya que no haría más que cargarme las piernas y no era mi intención, así que con calma, escalón tras escalón, me situé arriba, donde para colmo, esperaban las cuestas. Otra vez a bajar el ritmo y a subir con pasos cortos pero rápidos. Unas duchas en la parte de arriba servían de recompensa el esfuerzo hecho nada más empezar...
Y claro, todo lo que sube...baja, por lo que ahora tocaba deshacer en una bajada larguísima todo lo ganado anteriormente. No me queda otra que utilizarla para soltar piernas, y eso hago.
Lo bueno del circuito, es que al bajar volvías hacia el inicio, por lo que pasaba de nuevo por donde tenñias a tu gente y, aunque fuera en mi mundo, disfrutando de cada paso que daba, concentrado como el que más, me alegraba mucho el oír esos ánimos de todos los que vinieron. Transmite una fuerza increíble que es imposible de, si quiera, intentar definir.
El ir concentrado no es más que no despistarme y subir el ritmo al oír los ánimos, así que sin varía mucho el ritmo, sobre los 4,45min/km, sigo haciendo kilómetros y llega el turno de la tierra compacta. Vamos, lo que viene siendo un camino de tierra... Simplemente buscaba el sitio donde situar el pie una vez tras otra de formas segura, sin pillar ninguna piedra que pudiera torcerme el tobillo, no tuvo más misterio.
De la misma forma, nos adentramos después de haber pasado las pasarelas, en las dunas. Qué voy a decir, acostumbrado a correr por playa y por monte, esto no era más que otro entrenamiento. No me llevé un susto al pisar la arena y comprobar que estaba muy blanda, ni tampoco me agobié al ver que la arena me entraba por las deportivas si no pisaba bien y levantaba tierra... Así que aproveché estas zonas para ir pasando a gente que no sabía lo que era correr por estos terrenos.
Y después de todo este recorrido, ya por fin, al salir de las dunas, llegábamos la recta de meta, pero quedaba una vuelta más!
Mi entrenador estaba en la redonda donde se hacía el giro para la primera vuelta. En cuanto me vio venir de la primera vuelta, y viendo cómo iba, no dudó en decírmelo: "¡Vamos ahí Sergio, métele ritmo que vas de lujo!" a continuación mi padre junto con mi tio: " Vamos leche, que ya es tuyo!!!" y luego los gritos de mis amigos, mi novia y parte de su familia, de donde el que más se me quedo fue el de su padre: "Vamos Sergio, que ya lo tienes!!!!"
Metí la sexta marcha y empecé a hacer de nuevo la misma vuelta, esta vez rodando a 4,30 min/km con buenísimas sensaciones, disfrutando de lo que estaba haciendo, disfrutando el ambiente y pasando a mucha gente.
Por prevenir, antes de entrar en las dunas, aproveché para tomarme un gel que daba la organización de la marca 226ers, y que la verdad tengo que localizar porque me fue genial, para afrontar el último tramo de carrera. Miro el reloj, y esta vez no son malas noticias. Quedaba poco menos de un kilómetro y medio y llevaba 1 hora 31 minutos. Era hora de hacer lo que siempre suelo hacer en las carreras, demostrando que siempre me puedo apretar un poco y que nunca voy al máximo de mis posibilidades. Tocaba esprintar para entrar a meta con la cabeza bien alta.
Y qué decir de los último metros... Muy emocionantes, con mucho público animando y que, como si se tratara de un puerto del tour de Francia, donde la gente se amontona y te vas abriendo paso entre ellos, llegué a meta donde el Organizador de esta gran prueba, me recibió, como al resto de participantes, con un buen abrazo dándome la enhorabuena y parando el cronómetro en 5 horas 24 minutos.
A la llegada, y tras recibir mi medalla y mi visera (detalle de la organización) que certificaba mi llegada a meta, por fin me encontraba con todos los que vinieron a verme en este día y a los que les debo mucho!
Unas cuantas fotos para el recuerdo y con las mismas a recoger la bici y volver a casa a descansar...
Y hasta aquí la entrada de hoy, que cuenta cómo pasé mi primer triatlón que me convirtió en triatleta, al mismo tiempo que en Medio Ironman. Ahora solo queda un mes para afinar el otro medio e intentar convertirme en "un chico Ironman" como me dicen mis compañeros.
En los próximos días, lo antes posible, intentaré transmitiros también el balance del fin de semana, ya que esto ha sido meramente una crónica.
Gracias a los que me soportan el día a día y a todos los que me seguís!
Un abrazo!!!